La mejor manera para combatir el calor

Uff… que calor! Es una de las expresiones que más pronunciamos y oímos en estos días donde el sol está calentando la tierra con todo su esplendor y energía. Algo muy normal para tratarse de Julio. Sin entrar en debates sobre si estamos llegando a extremos nunca vistos y que el cambio climático es una realidad a pesar de que muchos no quieran verlo, hoy me gustaría proponerte una alternativa para dejar de sentirte agobiado por las altas temperaturas. Y no, no se trata de buscar una sombra y tomar una cerveza helada, eso es demasiado obvio y duraría lo que duren las circunstancias (la sombra y la cerveza). Lo que te propongo es algo que va a dejar de agobiarte por sentir excesivo calor, hambre, sed, dolor o cualquier otra sensación física que habitualmente hacen que tengamos un estado de ánimo negativo.

Deja de hablar sobre eso, deja de pronunciar esa frase, en definitiva, deja de quejarte y de verbalizar algo que es evidente y que lo único que consigues es hacer más intensa la sensación.

Cuanto más hables sobre el calor más calor vas a sentir. Es como cuando entras en una conversación negativa de la cual sales peor que antes. El lenguaje tiene mucho más poder del que imaginamos, y las palabras tienen impacto directo en nuestros estados de ánimo. Dile a un niño que es tonto y acabará creyéndoselo, y tendrá un trauma difícil de olvidar. Dile a alguien que no puede hacer algo y le darán más ganas de hacer eso que le prohíbes.

Por lo tanto, inicialmente la clave para combatir el calor es no hablar de él.

70-1

Si lo piensas detenidamente, ¿para qué hablas del calor?, ¿alguien te ha preguntado?, ¿crees que la persona que tienes delante no se ha dado cuenta?, ¿consigues mejorar algo de tu estado? No tiene sentido, es hablar por no callar, y hay un dicho muy cierto que dice que “si lo que vas a decir no mejora el silencio, mejor no digas nada”.

Para no hablar del calor puedes hacer varias cosas: Refrescarte, evadirte físicamente (busca otro lugar con menos temperatura) o evadirte mentalmente (mantén la cabeza ocupada en otros asuntos). Pero yo te propongo la mejor de las alternativas, sentir el calor.

Sigue con tu vida, pero pon conciencia en el calor. ¿Qué sucede si simplemente te relajas y no piensas en él, si actúas como si no te molestara? Te diré lo que ocurre. Empiezas a olvidarte de lo malo y es entonces cuando lo aceptas. En lugar de estar permanentemente en lucha con eso, dejas que suceda el tiempo que sea necesario y entonces pierde importancia, ya no está en tus prioridades, ya no tienes que hacer nada con eso, sigue estando ahí pero no te lastra ni reclama tu atención.

Pero Juan, no puede ser que haciendo esto tenga menos calor….. Es cierto, hará el mismo calor, la misma temperatura, pero has cambiado tú, tu actitud ha cambiado y eso es lo importante. Dentro de tu cuerpo las sensaciones no serán las mismas, serán otras más positivas y sanas. Dentro de tu cabeza no habrá una batalla mental, habrá pensamientos centrados en lo importante y en lo que requiere de tu atención. Dentro de ti ya no hará el mismo calor, y entonces podrás llevarlo de una forma más relajada y cómoda. Seguirás sudando y sintiéndote incómodo, la ropa se te pegará y te sentirás cansado, todo eso no cambia. ¿Y qué importancia tiene?, ninguna. Es normal, son consecuencias a nivel físico que no van a cambiar por mucho que verbalices y te quejes. Tu actitud te va a permitir sentirte bien incluso sudando. Has cambiado tu actitud. Lo has conseguido una vez más.

Con los años uno aprende a quejarse cada vez menos de la vida. Cuando tomas conciencia de que quejándote lo único que obtienes es desánimo y frustración empiezas a quejarte un poco menos cada día. Inicialmente dejas de quejarte de las personas, dejas de criticarlas porque entiendes que cada persona tiene derecho a equivocarse y a ser como es, y aceptas que eso es parte de la vida. Finalmente acabas por no quejarte de las circunstancias ni de los problemas, simplemente te concentras en buscar alternativas que te ayuden a superarlos.

70-2

 

No te voy a decir que no me quejo nunca, porque te mentiría. Pero si he notado que me quejo en mucha menos medida que hace unos años. Para mí no tiene sentido hablar mal de algo, te quita energía, te hace sentir mal y te impide buscar soluciones. Pero he aprendido que las personas tenemos cierto apego a la queja, porque tiene su parte positiva. Mientras te estás quejando te proteges de lo malo, porque recuerda que la función principal de nuestro cerebro es sobrevivir con el mínimo consumo de energía, y la queja en este contexto funciona muy bien.
Pero no funciona, quejarse no funciona. En lugar de quejarte y apegarte a lo malo te propongo que te pongas en situación de conciencia, que sientas eso. Siente las circunstancias sin más y sigue con tu vida. Si lo piensas es muy sencillo, simplemente es no hablar, no pensar, no hacer nada con eso. Solo sentir y continuar, y adaptarte a las consecuencias. Algunos lo llaman fluir.

Y por favor, si crees que mi propuesta puede ayudarte, no te limites a aplicarla solo cuando sientas calor, hazlo siempre que puedas:

  • Cuando sientas dolor físico o emocional no te quejes demasiado, siente el dolor y acéptalo.
  • Cuando tengas hambre no busques desesperadamente algo de comer, siente tu estómago y deja que pasen unos minutos sin pensar en comer.
  • Cuando tengas un problema, acepta que lo tienes y no luches contra él.
  • Cuando alguien te traicione, siente la traición y seguidamente aprende de ella.
  • Cuando vayas a un tanatorio a dar el pésame, no esquives las circunstancias, mira a los afectados a los ojos y siente las emociones del momento junto a ellos.
  • Cuando te sientas insatisfecho con tu vida, no te frustres demasiado y acepta el resultado, y ponte a encontrar formas de recuperar la satisfacción.
  • ………

Siente, acepta y haz, pero no te quejes demasiado. El mundo te lo agradecerá y tú serás más feliz.

Que tengas un día espléndido.

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: