El espíritu de equipo en el teatro

El valor del espíritu de equipo merece dedicación exclusiva de un post. Y es que en los últimos años he tomado conciencia de la gran importancia que tienen los equipos de personas cohesionados para lograr metas, incluso para desarrollarnos como personas individuales. En resumen, tú serás mejor persona si el equipo al que perteneces tiene sintonía y se mueven todos hacia el mismo fin. Y ha sido en mi experiencia con el teatro donde he tenido la inmensa fortuna de pertenecer a un gran equipo. Gracias a ellos he aprendido a dar la importancia que merece, y que antes no se la daba, al trabajo en equipo. Este post va para ellos.

El sentido de pertenencia al grupo está arraigado a la esencia de los seres humanos, hasta el punto de que cualquier persona necesita en algún momento de su vida sentirse valorado y querido por su grupo, su equipo. De hecho, en la famosa pirámide de necesidades de Maslow, el sentido de pertenencia o afiliación al grupo se encuentra en el tercer nivel de importancia, después de las necesidades fisiológicas y las de seguridad. Maslow fue un psicólogo estadounidense experto en psicología humanista cuya teoría de su pirámide de necesidades es aplicada en numerosos sectores a parte de la psicología, como el marketing, las ventas y las relaciones.

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En definitiva, somo seres gregarios que necesitamos al grupo para ser felices. Y a pesar de que hay personas que se consideran lobos solitarios y se sienten mejor en soledad, ninguna persona podrá negar la sensación tan potente que se siente cuando te sientes arropado por personas a las que quieres y con las que estás conectado, esas personas que con su sola presencia te recargan la energía.

Todos en nuestra vida pertenecemos a diferentes equipos. No solo está el equipo de trabajo o el equipo deportivo, existe también otros equipos como el equipo de la familia, el de la pareja, el equipo de crecimiento personal (muy recomendable), o el equipo de ocio. Y lo realmente importante de estos equipos es que, si tomamos conciencia del poder que tiene la unión de estas personas, cooperando con solidaridad y respeto, se pueden conseguir logros que suman más que las individualidades del equipo.

Y eso es lo que hemos conseguido en mi equipo de artistas de madre coraje, hemos logrado un resultado que no hubiera sido posible si no hubiéramos funcionado como un verdadero equipo. Creo que en el fondo cada uno de nosotros se sentía conectado al grupo por razones que la mayoría desconocemos. Porque, ¿cómo se puede sacar un alto rendimiento de un grupo de personas que apenas se conocen entre ellas? Seguramente la respuesta esté en que el resultado que aporta un equipo no está relacionado con el grado de conocimiento entre los miembros, sino que lo que verdaderamente mueve a un equipo es la sensación de estar siendo útiles al proyecto.

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Este es mi equipo de actores, disfrutando de la victoria

En el teatro no hay margen de error, si los actores se equivocan no hay tomas falsas para después echarse unas risas, y repetir la escena, y si el actor tiene un mal día no se puede posponer el rodaje al día siguiente. No hay segundas oportunidades. Puedes hacer mil ensayos antes del gran día, pero lo que suceda ese día será lo que el espectador juzgará. Precisamente por esto es de vital importancia el espíritu de equipo en el teatro, porque si el equipo de actores está cohesionado y comprometido, los errores individuales se difuminarán ante el aura que transmite el espíritu del equipo. Y por otra parte, si hay un gran actor que hace una actuación estelar, probablemente el espectador se llevará esa demostración de talento individual pero sin duda que el equipo se sentirá partícipe de ese éxito individual.

Es difícil explicar con palabras lo que se siente cuando perteneces a un gran equipo. Necesitas vivirlo y experimentarlo para juzgarlo con objetividad. Pero sin duda que, si estamos comprometidos con nuestra propia felicidad, deberíamos buscar a los miembros del que consideramos que sería nuestro equipo de élite para la vida. Ese grupo de personas que compensa nuestras debilidades y apuntala nuestras fortalezas, con el que compartimos dudas y miedos y recibimos la motivación que necesitamos para superarlos, ese grupo de actores que dan sentido a la obra con su trabajo y su apoyo.

Te animo a que diseñes tu propio equipo, aquel que te inspirará a dar tu mejor versión. Quizás te ayuden las siguientes preguntas si te las respondes de forma sincera:

  • ¿Qué emociones habría en tu equipo?
  • ¿Qué valores compartirían todos los miembros de tu equipo?
  • ¿Cuáles serían los principales roles de cada uno de las personas que forman tu equipo?
  • ¿Cuál sería el grito de guerra de tu equipo?
  • ¿De que forma celebraríais los triunfos como equipo?

Por último, te dejo un vídeo de una conferencia donde uno de mis mentores, Pedro Marcos, habla de equipos de alto rendimiento para la vida. No tiene desperdicio.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Gracias por estar ahí cada semana. Hasta pronto.

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